DESPACHOS DE DISEÑO DE INTERIORES

Riesgo de la indefinición del proyecto
¿Te ha sucedido que la presentación de un proyecto no satisface al cliente, desencadenando una serie de frustrantes retrabajos?

Los despachos de interiorismo enfrentan el desafío de administrar proyectos con indefinición y sobrevivir a la incertidumbre de las enormes y desconocidas expectativas del cliente, agravadas por una mala transmisión de sus necesidades. Este escenario, junto con las concesiones que el despacho realiza, pueden convertir un proyecto en un dolor de cabeza, generando frustración creativa y altos costos que generar pérdidas en el proyecto.

ADM ofrece un método para negociar comportamientos del cliente en un entorno de cambios y retrabajos constantes. Los despachos podrán anticipar escenarios de negocio equilibrados para el cliente y el despacho, asegurando que ambos alcancen las expectativas deseadas.

Falta de liquidez y rentabilidad en proyectos simultáneos
¿Has experimentado cómo el tiempo de trabajo de los proyectos se extiende y los pagos se retrasan, llevándote a trabajar en exceso, pero sin cobrar?

Al administrar varios proyectos simultáneamente, es el reto y para hacerlo se debe asignar prioridades para evitar desequilibrios. La falta de priorización lleva a periodos sin cobranza, obligando a la empresa a enfrentar compromisos financieros que vencen los días 15 y 30 con fuentes de financiamiento oneroso, en el mejor de los casos; en el peor, faltar al pago, incluso de la nómina.

ADM proporciona un indicador para asegurar que las horas invertidas en cada proyecto se alineen con los pagos recibidos. Este indicador ayuda a identificar y determinar cuáles deben recibir prioridad y cuáles no. Esto es importante porque, en el caso de generarse un escenario caótico, se habrían priorizado proyectos cuyos pagos están atrasados, con clientes exigentes, dejado en el olvido los proyectos donde los clientes cumplen sus compromisos puntualmente y no están constantemente presionándonos. Esto es más común de lo que parece, porque los malos clientes suelen ser los más exigentes: reclaman trabajo y no cumplen sus pagos a tiempo.